Nunca suele ser nuestro sector uno que se caracterice principalmente por el sosiego y la tranquilidad, antes bien, suele tener unos pronunciados dientes de sierra que más bien, en España, nos perjudican más que nos benefician. Tenemos un mercado extremadamente sensible a cualquier cosa que afecta de una manera extrema al mercado. Primero las cosechas, cosa más o menos normal, pero que acusa altos y bajos que en otros países no se producen tan acusados. Luego actores internos o externos, como sucedió este año con las heladas francesas. Y otras veces sin saber por qué si o por qué no, que de pronto cambia de tendencia en un sentido o en otro.

Esta semana tenemos buenas noticias, por un lado, empezando por el aumento del consumo nacional, superando dos cotas que habíamos perdido, la de los litros per cápita superando los 20 y la de millones de hectólitros, que vuelve a superar los 10 millones, aunque por poco. Habíamos superado anteriormente los 11 y habíamos bajado a 9.

Todos estos datos y los siguientes los pueden ver en el enlace de El Correo del Vino: AQUÍ

La cosecha de este año, aún sin tener datos definitivos estará entre 39 y 40 millones de hl. Yo apuesto por los cuarenta o algo más, lo que supone una merma aproximada de un 15%. Y termino este breve comentario a los datos, con las existencias que tenemos a final de octubre que se eleva a 66,8Millones de hl.

Las exportaciones también se están comportando mejor de lo esperado.

Como ven datos buenos unos, no tanto otros. Pero yo me quiero referir a la marcha de los mercados de graneles de vino. Y aquí si que podemos decir que en apenas unos meses la montaña rusa en la que estamos sumidos, va de cresta en cresta a valles y valles, crestas elevadas, valles hundidos. Y hay que tomar, ahora que terminamos el año, el mes de abril o mayo, el tema de conversación era por qué no se había pedido ya la destilación de crisis, mercados hundidos totalmente, operaciones ya por debajo de los dos euros hectógrado. De pronto una mala noche y se producen heladas en Francia principalmente y el vino comienza su rapidísima y para muchos incomprensible e injustificada subida de precios y los vinos suben y suben. A medidos de verano frenan algo, incluso pueden ceder algo en precios, pero, ¡señores! Llega la vendimia, como siempre hay quien si hay pocas uvas dice que hay menos, se desata el precio de la uva, los vinos vuelven a ganar precio, y no solo es que comiencen a ganar, es que las previsiones de muchos es que no conocen ni ven el tope de los precios, se comienzan a pedir algunos desorbitados, hasta 12 euros hectógrado escuché yo por varietales para exportación. Si el vino estaba a 3,50, los 4 euros la mayoría los veía claros e inminentes. Retirada de ofertas del mercado y pretensiones firmes y al alza.

Los 4 euros no se alcanzan (hablo de blancos) y el mercado comienza a frenarse. Francia, la salvadora de todos nuestros males resulta que compra menos de lo esperado por los altos precios que se le piden y porque la merma, efectiva, pero es menor de lo esperado y nos comienza en parte a dar la espalda y a “tirar” de sus excedentes, comprar compra, pero no tanto como creíamos y en partidas de volúmenes inferiores a los normales. Ahora nos ofrecen datos en los que se nos dice que Francia está importando menos incluso que en años normales.

Los precios ceden algo, no mucho, pero ceden, y se establecen en 2,90 a 3 euros para los fermentaciones tradicionales y en 3,30 para los fermentaciones controladas, de media. Y así estamos ya un par de meses, con un mercado parado, frío, con muy pocas operaciones y las que se hacen, de poca cantidad.

Yo achaco esta parada a que los compradores viendo la subida de vino, adquirieron mercancía y en estos momentos, con un descenso importante de ventas, no necesitan vino y no se atreven a hacer compras a largo plazo por no saber lo que pasará.

Y es que la pandemia nos sigue perjudicando, no solo en plan de salud, que no es poco, pero en el del negocio sigue cebándose con notros, tenemos otra montaña rusa, paralela a la comentada y es la de las ventas de vino, cuando todo parece que comienza a abrirse, la hostelería, turismo, etc. Vuelve otra vez una nueva ola, y van 6, y todo vuelve al principio, anulaciones de cenas y comidas de Navidad, y nuevo descenso del consumo de vino como consecuencia de ello, cada cena que se anula, cada comida, son cuatro, 10 0 100 botellas de vino menos que se consumen en función del numero de comensales. 

Esto último enlaza con el anterior párrafo, el embotellador no sabe ni puede prever lo que va a vender y cuando lo va a vender, por tanto, no compra vino hasta que no lo necesita y lo hace en pequeñas cantidades.

Si a esto sumamos la subida segura que habrá que hacer en todos los productos, puede ser que nos queden por delante unos meses duros en el sector. Ojalá y no sea sí, pero como se suele decir: “no me gusta como caza la perrilla…”

¡¡¡Cuídense!!! Y ya saben, promocionemos el vino… MEJOR CON VINO

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