Impresos en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, los 150.000 sellos en circulación, que reproducen el Museo Vivanco, nos recuerdan 8.000 años de historia del vino y que el primer timbre postal data de 1840

  • El Museo Vivanco y la Cultura del Vino (Briones, La Rioja) inician, desde el 26 de marzo, un viaje con múltiples destinos: cualquier lugar del mundo donde un cartero pueda entregar una carta. Concretamente el motivo reproducido son dos prensas centenarias expuestas en la Sala 3 “La Bodega, el Sueño” del Museo Vivanco de la Cultura del Vino: el Lagar Castellano de madera de nogal y olmo que se remonta a finales del siglo XVIII; y el Lagar de Sobigaño Asturiano cuyo husillo de madera de castaño atesora muchos prensados desde el siglo XIX. Curiosamente, el mismo siglo en el que se puso en circulación el primer timbre de la historia: el 6 de mayo de 1840 el famoso Penny Black de la longeva Reina Victoria del Reino Unido democratizaba el servicio postal, que se cobraba por peso de la carta y no por kilómetros recorridos.
  • Correos dedica, dentro de su serie filatélica “Museos”, un sello dedicado a este enclave inaugurado en 2004. Un entorno cultural y natural privilegiado que cada año (salvo, lógicamente, el impás temporal marcado por las limitaciones del COVID) da la bienvenida a turistas de toda España y de medio centenar de países. El periplo a través de 8000 años de historia, del vino y de su cultura milenaria, surcará desde Briones nuevas rutas postales por tierra, mar y aire. El valor postal de cada sello es de 1.50€: el importe exacto para enviar una carta normalizada de 20 gramos a toda Europa, ¡incluida Groenlandia! 
  • Entre las numerosas peticiones que se reciben anualmente, la Comisión Filatélica del Estado elige aquellos motivos que se consideran más representativos, de mayor calado social o más vinculados con nuestro patrimonio cultural. Por ello, a partir de este viernes, el Museo Vivanco de la Cultura del Vino se hermana a través del apasionante mundo de la filatelia con el Museo Postal y Telegráfico de Madrid y con el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. 
  • En total, Correos pondrá en circulación, recién estrenada la primavera, una tirada de 150.000 sellos (3.000 Pliegos Premium de cada motivo) de estos tres emblemas museísticos dedicados al arte y a parte de nuestra historia. Desde el inicio de esta temática en 2016, el Museo Lázaro Galdiano, el Museo Thyssen-Bornemisza, el Museo de la Evolución Humana de Burgos, el Museo de Bellas Artes de Bilbao o el Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia, han conformado este particular legado postal.

Briones, 26 de marzo de 2021. El Museo Vivanco de la Cultura, concretamente dos prensas robustas expuestas permanentemente en la Sala 3 “La Bodega, el sueño”, se embarca en un viaje liviano a través de un sello. Se trata de la imagen del Lagar Castellano, una prensa de viga, de madera de nogal y de olmo, que nos remonta al siglo XVIII, en concreto a una bodega subterránea de veinte metros de profundidad en el noroeste de Zamora. La prensa se compone de una gran viga -denominada coz– de casi 10 metros de longitud, que corresponde a un tronco de nogal sin escuadrar ni descortezar. La viga fijaría uno de sus extremos -cola- a la pared de la cueva. El otro extremo de la viga –testa- está atravesado por el husillo, de madera de olmo, que se acopla a un contrapeso de piedra, llamado canto o pilón. 

Un tipo de prensa muy difundida en la zona de Castilla, cuya presencia se conoce desde Soria a Portugal. En un segundo plano, el sello reproduce el Lagar de Sobigaño asturiano: una prensa procedente de Arguedo (Asturias) con un husillo y dos vigas presión indirecta y discontinua, elaborada con madera de castaño a finales del siglo. La fruta se introducía en la masera –la mesa de prensado- que se cubría, a su vez, con tablas para distribuir la presión. La viga móvil y superior descendía accionada por la palanca del husillo o fusu, que estaba unido a la viga sobigaño o inferior. El mosto caía por la pendiente de la masera hacia los orificios de desagüe y se recogía en una cubeta o duernu.

Este sello dentado (de soporte estucado, engomado y fosforescente) con sabor a cultura del vino, cuyo procedimiento de impresión es Offset+troquel, tiene un formato de 74,4 x 28,8 mms que, en el caso del pliego, asciende a 260 x 200 mms. Cada pliego incluye 15 efectos postales. Este año, la serie se dedica al Museo Vivanco de la Cultura del Vino (Briones, La Rioja), al Museo Postal y Telegráfico (Madrid) y al Museo Nacional de Arte Romano (Mérida, Badajoz). Cada uno de ellos tendrá una tirada de 150.000 sellos / 3.000 Pliegos Premium. El valor postal es de 1.50€: el importe exacto que permite remitir una carta normalizada de 20 gramos a Europa, incluso a Groenlandia. A partir del 26 de marzo de 2021, Vivanco escribirá, junto con sus dos compañeros de viaje, parte de la historia de la serie “Museos” de Correos. Desde 2016, el Servicio Postal de España incorpora anualmente, durante el mes de marzo, tres museos que destacan por sus colecciones y por su contribución al arte y al patrimonio español.

Todo está en los libros ¡y en los sellos!

Las oficinas de Correos, incluidas las de Logroño y Haro, podrán estampar este timbre con destino a otras manos, cercanas o lejanas, que esperan en pueblos, ciudades y países. Tras el formato de una carta (que a pesar de las nuevas tecnologías conserva su halo de misterio cuando son manuscritas), viajan noticias y curiosidades y, desde el 26 de marzo, 8000 años de cultura de vino. De hecho, este espacio milimétrico dedicado a la Sala 3 del Museo Vivanco de la Cultura del Vino tiene su propio hito: haber sido seleccionado entre las múltiples propuestas que cada año se presentan para protagonizar la temática de un sello que, hasta quedar esculpido en una carta, debe ser aprobado para incorporarse al programa anual de emisiones de sellos de correo y demás signos de franqueo. Y, por supuesto, recibir el visto bueno de la Comisión Filatélica del Estado, órgano colegiado y adscrito al Ministerio de Fomento.

Otras de las curiosidades que quizá pasan desapercibidas cuando recibimos una carta es que los sellos no pueden representar la imagen de personas vivas, salvo los que se dediquen a la Familia Real o si, con carácter excepcional, la Comisión Filatélica considera que en la imagen de una persona viva concurren circunstancias culturales, deportivas, científicas, institucionales o cualquier otra análoga a las anteriores que así lo justifiquen. Las efemérides o aniversarios de acontecimientos deben tener una antigüedad inferior a veinticinco años y parte de cada tirada queda reservada, para promoción de la filatelia, a la Comisión Filatélica del Estado, al Museo Postal del Estado y al Museo de la Real Casa de la Moneda.

La historia de lo que fuimos y de los que somos está en los libros. En cada sala de un museo, en cada obra de arte, en cada pieza musical. Los sellos también conforman nuestra memoria y, a pesar de su levedad, dan fe del peso de los siglos y los acontecimientos que nos han precedido. Desde el primer sello emitido en España (fue en 1850), que reproducía la imagen de la reina gobernante Isabel II, nuestro país ha creado un interesantísimo fondo filatélico. El descubrimiento de América, los pintores más ilustres de la pintura española (desde Velázquez a El Greco, pasando por Fortuny o Vicente López), el primer viaje del hombre a la luna, los oficios ya desaparecidos (como los mineros bajo los surcos de la tierra o aquellos serenos que, junto a un nutrido manojo de llaves, velaban la noche), el sello con forma de disco de vinilo que reproduce (si se le deposita sobre un tocadiscos) la Quinta Sinfonía de Beethoven, las mujeres en la ciencia, la inolvidable Copa Mundial de Sudáfrica con marca España, el humor gráfico, los Caminos de Santiago, el Cambio Climático, el skyline de Madrid. En definitiva, los grandes retos de la humanidad y los desafíos sociales, bélicos, naturales y sanitarios (Covid incluido).

Los museos también se encuentran en estos espacios minúsculos, capaces de elevar el vuelo de la mano de una carta. A partir del 26 de marzo, “La Bodega, El Sueño”, parte de la Sala 3 del Museo Vivanco de la Cultura del Vino, aterrizará en algún lugar de algún país. Quizá dentro de 100 años, alguien encuentre un sobre, con su sello, guardado entre las páginas de un libro o en una caja de sus antepasados. Tendrá entre sus manos 8000 años de cultura del vino. Y muchos sueños: como el que gestó el Museo Vivanco de la Cultura del Vino y los que nombramos en cada brindis con una copa de vino.

¿QUÉ ES VIVANCO?

Vivanco es su origen familiar. En 2004, la FAMILIA VIVANCO decidió hacer realidad en Briones, La Rioja, el sueño de toda una vida de entusiasmo y dedicación: compartir con el mundo su pasión por la Cultura del Vino. Con un origen humilde desde el viñedo, el vino ha sido el eje vital de la familia durante cuatro generaciones y 100 años de trabajo y compromiso. Con un espíritu pionero y una ilusión sin límites, era el momento de compartir esta vocación devolviéndole al vino todo lo que el vino les había dado.

Vivanco es mucho más que vino. Una BODEGA donde se entiende el vino desde una visión exigente, dinámica y actual. Un proyecto enológico contemporáneo con unos vinos diferentes y singulares, procedentes de los viñedos de la familia. La expresión auténtica de una tierra repleta de curiosidades.

Vivanco es mucho más que Cultura. Una FUNDACIÓN donde el pasado y el presente se hacen uno. Un apasionante viaje a través del conocimiento y la historia, con un Museo único donde se descubre la esencia del vino desde la experiencia, sensibilidad e innovación.

Vivanco es mucho más que Experiencias. Vivanco quiere transportar al amante del vino a un nuevo universo de sensaciones donde el mismo vino toma todo el protagonismo. Una nueva forma de ENOTURISMO con más de 9.000 m² de emociones y actividades alrededor de la cultura, el arte, la gastronomía, el sabor y la diversión. El punto de encuentro entre conocimiento y disfrute del vino.

Hoy Vivanco entiende el vino como una forma de vida desde una perspectiva innovadora y llena de energía ofreciendo una experiencia única y exclusiva en torno a la Cultura del Vino. Bodega, Fundación y Experiencias son el fiel reflejo del compromiso de la Familia Vivanco para “devolverle al vino lo que el vino les ha dado”.

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