Si, no nos hemos equivocado, el vino es un alimento más de la Dieta Mediterránea. Así lo dice la Ley de la Viña y el Vino (Ley 24/2003) y que forma parte de la Dieta Mediterránea es irrefutable, de hecho, forma parte de la tríada mediterránea junto con el aceite de oliva y el trigo. Es imposible entender nuestra civilización sin entender el papel del vino, ya que es esencia de nuestra cultura y de nuestra historia. 



Hoy, 28 de mayo se celebra en España el Día Nacional de la Nutrición, una iniciativa de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) en colaboración de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN). Su temática este año es “Dieta Mediterránea en tiempos de pandemia, ahora más que nunca”. 

Una temática más que apropiada para los tiempos que hemos vivido y que estamos aun viviendo. Recordemos que nuestra dieta, los nuevos hábitos adquiridos o aquellos que hemos dejado atrás durante estos meses, han sido temas que han abierto telediarios. Por este motivo, creemos que es el día perfecto para recordar que está en nuestro ADN llevar una dieta saludable y que el consumo moderado de vino también puede ser parte de ella.

Existen evidencias científicas que asocian efectos saludables al consumo moderado de vino en la Dieta Mediterránea. Según el estudio publicado en la revista Bristish Medical Journal (*), se puede afirmar, que es el responsable del 25% de los efectos saludables de la dieta mediterránea debido a su contenido en resveratrol, componente asociado a una mayor longevidad. Pero, además, hay numerosos efectos protectores quizás no tan conocidos, que están vinculados a un consumo moderado como, por ejemplo:

  • Favorece la prevención de enfermedades cardiovasculares, gracias a su efecto antioxidante. (1)
  • Contribuye a la prevención de la diabetes y la obesidad dado que los polifenoles pueden ser un mecanismo potencial para la prevención de alteraciones cardiovasculares y metabólicas asociadas a la obesidad. (2)
  • Reduce el riesgo de deterioro cognitivo y la demencia ya que ayuda a suprimir las alteraciones en el hipotálamo mejorando, entre otras cosas, la memoria y alteraciones del estado de ánimo como la ansiedad o la depresión. (3)
  • Mejora el microbiota intestinal ya que un consumo moderado aumenta las bacterias de género Lactobacillus beneficiosas para una mejor salud intestinal. (4)
  • Reduce la probabilidad de tener problemas visuales asociados a la edad o envejecimiento. (5)

 Además, el vino tiene micronutrientes como el Hierro, el Cobre, el Zinc, el Magnesio y vitaminas como la B6 y la B2 todos ellos necesarios en una dieta equilibrada.

Tal y como señaló la UNESCO cuando la declaró la Dieta Mediterránea Patrimonio de la Humanidad, “no solo comprende la alimentación, la Dieta Mediterránea es un elemento cultural que propicia la interacción social”. Por este motivo, celebremos el día Nacional de la Nutrición, celebremos nuestra historia y apostemos por el consumo moderado de vino como forma de preservar nuestra cultura.

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