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Hay muchas formas de probar o conocer algún vino. Si eres aficionado o al menos tienes interés en ellos echas un vistazo en las tiendas online de vino, sigues en redes sociales a críticos enogastronómicos, lees alguna revista especializada o la sugerencia de algún periódico. Si te gusta el vino pero tan solo para beberlo y disfrutarlo en familia o conocidos, los vinos que sueles beber o bien los encuentras en un supermercado o te lo ha dado a probar un amigo. Pero, por norma general conocemos los vinos a través de los bares o restaurantes. Y gracias a sus cartas de vino y/o la sugerencia de su sumiller acabas probando lo que puede ser el vino que te acompañe en las comidas.

Así cobra primordial importancia el papel de los bares y restaurantes, que son los que van a ofrecerte el vino que vas a tomar. Y en este sentido, no logro comprender cómo hay lugares de nuestra geografía española donde el vino es uno de sus puntos fuertes y no tiene el apoyo de la hostelería. Cada lugar debería tener los vinos de su tierra y además principalmente los de la zona. De esta manera se colabora con los bodegueros de la región en cuestión y por ende, es un impulso importante en el conocimiento de las grandes joyas enológicas existentes y que muchas de ellas aún están por descubrir.

Gratísima fue la sorpresa en mi visita a Jumilla hace unas semanas cuando pude dar buena cuenta del apoyo de la hostelería a la Denominación de Origen en los bares y restaurantes que visité. Una carta amplísima de vinos, muchos de ellos por copas. Las copas, por cierto, que también animan al consumo. Ya que por copa puedes probar y acertar con el vino que te guste realmente, sin tener que hacer un desembolso en una botella que si no es de tu agrado, no te vas a beber. La hostelería debería apostar más por los vinos por copas – por supuesto de las regiones de origen. Por ejemplo, en Andalucía hay muchas cartas de vinos ausentes de vinos andaluces. Por no decir de vinos de la zona. Es una pena encontrar tantos Restaurantes o bares donde hay más riojas, ruedas o riberas que jereces, condados o vinos de Montilla-Moriles entre otros buenos vinos de Andalucía. Como los vinos de Sevilla (en cada una de sus DO o sus IGP), que son sorprendentes tanto en tintos como en blancos o generosos. Muchos bebedores de vino se sorprenderían si probaran el vino tinto que elabora su tierra. Sin desprestigiar al resto de Denominaciones de Origen.

Es importante tener variedad, ahí está la riqueza. Poder disfrutar de un jerez en La Rioja, un Albariño en Alicante, o de un Jumilla en la comarca del Bierzo. Pero lo normal es que existiera una carta más extensa de los vinos de la zona en la que está situado el restaurante. Porque los vinos dicen mucho de las tierras donde nacen. Y la hostelería debiera ser el mayor abanderado de la gastronomía y los vinos de la zona.

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